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viernes, 25 de agosto de 2017

"Desgárrame la Piel" by Manuel J. Iniesta


Esta noche saldré de caza, mi alma sedienta de algún mortal que me suplique poseerlo toda la noche, mientras la luna clama desesperada por la vida de ese infeliz. Paseo a oscuras por las calles de esta ciudad inmunda y llena de desechos, cuando una luz atraviesa el callejón y me ciega, un alma pura atraviesa la calle y fijo mis ojos en él. Me acerco como un depredador a su presa le rodeo y le susurro una frase en su oido. 
-"La noche te ha elegido, entrégate a ella y seré tuya"
Una sonrisa se atisba en su rostro, ya era mío, esa alma me pertenecía, pero por que no jugar un poco con ella. Lo subí a una habitación de un motel cercano, no dejaba de mirar mi cuerpo mientras caminaba, lo estaba disfrutando, sentía como sus ojos apretaban mis nalgas con su mirada, era excitante, notaba su lujuria atravesando mi ropa. Llegamos a la habitación y sus manos se posaron en mi cintura, dejé que me besara el cuello, yo también estaba empezando a excitarme con la situación así que deslice mi mano en el bulto, cada vez mas grande, de su pantalón. En el momento que deslizo su cabeza hacia atrás de placer, abrí la puerta de la habitación y entramos dentro.
Hizo el ademán de empujarme hacía la cama, pero cariño hoy no eres el depredador, eres mi presa, así que lo lancé a la cama, cuando me miró borracho de deseo me deslice cual felina hacia el, me acerque a su pantalón y le despojé de el y de su ropa interior. Me quedé un rato observando su fabuloso miembro, nunca había visto uno tan grande delante mía, tan ardiente y apetecible, y me dispuse a introducírmelo en la boca. Dios como me llenaba esa enorme polla, me sentía tan húmeda y deseada en ese instante solo quería que esa noche no acabará nunca. Notaba como mi coño empezaba a humedecerse de manera alarmante por lo que me propuse que mi presa me aliviara con su lengua, quisiera el o no.
Me incorporé y paseé mi cuerpo por el suyo hasta que mi coño se puso a la altura de su lengua. En ese instante el introdujo su lengua muy dentro de mi y agarro con sus manos mis nalgas ayudándose en esta operación. Esta sensación, es indescriptible, siento como todo mi ser se estremece, arde y tiembla, noto como un escalofrío recorre mi espalda y acaba en mi clítoris, sentía como mi cuerpo se estaba vaciándose en ese mismo instante, sentía como la noche poseía mi cuerpo y expulsaba de esa habitación dejando solo el ardor y el fuego entre esas cuatro paredes. Muy lejos de querer que acabara el recorrido de su lengua por mi ser, agarré su cabeza contra mi coño y mientras su lengua recorría mis labios yo me deslizaba suavemente haciendo que la situación me fuera incontrolable hasta que me volví a vaciar encima de su cara. En ese instante deje que mi presa gozara un poco de su libertad, el se incorporó y paseó su lengua por todo mi cuerpo, parando en mis pezones erizados y cargados de pasión, una vez acabado se deslizo por mi estomago, su lengua me transportaba a lugares que nunca había visitado cuando en un instante sin darme cuenta introdujo su miembro duro y enorme en mi húmeda y deseosa vagina. 
En el primer enviste no pude sino morderme el labio inferior, no sabía cuanto iba a soportar mi cuerpo tanto placer continuado, pero el seguía embistiendo, una y otra vez, hasta el punto que me deje llevar por la situación y dejé que me poseyera como un animal. Notó mi permiso y me giró para embestirme a cuatro patas, para que nuestros cuerpos recordaran a nuestros antepasados mas animales. Cada embestida me hacía sentirme mas cerca de un placer mayor que el de todos los anteriores, cada instante era un infinito de rojo fuego en mi ser, y no quería que se acabará nunca, retomé el control y me coloqué encima de el. Yo tenía el mando, YO y solo yo controlaría esa situación. Me senté encima de su dura y enorme estaca y empecé a deslizarme hasta que se introdujo sola sin necesidad de guiarla. Una vez dentro, me contoneé casi al ritmo de una canción inexistente, juntos gemíamos de placer, coloqué mi dedo en su boca para que me lo lamiera, quería que supiera que su alma me pertenecía ahora y siempre. Nuestras miradas se cruzaron, ambos sabíamos que nos encaminábamos juntos al placer supremo. Notaba en mi ser como iba a explotar dentro de mí, notaba como el orgasmo y yo nos abrazaríamos en breve. Mi mirada se estaba perdiendo, se acercaba, iba a perder el conocimiento de placer.
Y en ese momento ambos gritamos, estábamos en el nirvana, en el orgasmo, y antes de que el grito se apagara agarré un cristal y le rebané la garganta allí mismo salpicando tanto la sangre que bañó entero todo mi cuerpo desnudo, yo seguía botando en su pene duro mientras el se desangraba allí mismo, la experiencia era absoluta sentí como si un millón de orgasmos se sucedieran en un solo instante, Perfecto.
Me acerqué a el para pronunciarle las últimas palabras que oiría en su corta vida.
-"A veces, una tiene que alimentarse" y le besó en sus labios fríos y apagados.
Me tumbe a su lado aun embadurnada de su sangre y semen calientes mirando al techo de ese motel mugriento murmurando...
              ... "Desgárrame la Piel"

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